Hace tiempo que las Ugg están en el mercado pero aun no he caído en el saco. ¿Acabaré haciéndolo?
«¡Qué horror!». Eso es lo que pensé la primera vez que vi las Ugg. Me acuerdo que fue a una famosa, no sé decir cuál, todas las llevan. No le veía la gracia a estas botas y botines –quiero dejar claro que es el tipo de calzado que más me gusta–. Estéticamente las veía feas y que no tuvieran un mínimo de tacón para estilizar ligeramente no acompañaba. Lo único que podía salvarlas era su parecido a los «descansos», los zapatos que me ponía de pequeña cuando iba a la nieve y me quitaba las botas de esquiar.
En un principio pensé que se trataba de una moda, pero el tiempo ha acabado demostrando que se han convertido en un básico. Sobre todo por su comodidad. Y también por sus posibilidades. Ahora se hacen diferentes modelos, más altos, más bajos, con borreguito, con detalles diferentes que le dan un toque distinto… Me las he probado en más de una ocasión pero no he caído aun. Y no sé si caeré. El precio no ayuda, claro.

Ahora, una de las modelos que más me gustan, Rosie Huntington-Whiteley se ha calzado las Ugg. ¿Será un preludio de lo que va a acabar pasando conmigo? ¿Van a acabar las Ugg en mi armario este invierno? Puede ser. Cada vez que las veo me gustan más. Y otro detalle a tener en cuenta: cada vez le doy más importancia a la comodidad antes que al estilo. Aunque se puede ir cómoda con estilo.
Este odio que sentía al principio al verlas en todos los pies de las famosas se ha ido evaporando. Ahora parece que puede llegar a convertirse en amor. El hecho de que Rosie sea su imagen es un punto a favor, aunque aun no puedo asegurar que vaya a calzármelas. Seguiré informando…
